Comarca del Jiloca

Provincia de Teruel

Comarca del Jiloca: tierra de contrastes, aguas ocultas y jamón con identidad

La comarca del Jiloca, al oeste de la provincia de Teruel, se extiende hasta casi rozar tierras castellanas. Vertebrada por el río que le da nombre, esta comarca aragonesa se caracteriza por sus amplias llanuras cerealistas, sus cielos despejados y un clima extremo que ha registrado algunas de las temperaturas más bajas de la Península. Sin embargo, el río Jiloca esconde sorpresas: tras nacer en Cella, su caudal desaparece y reaparece en varios manantiales naturales, como los Ojos de Monreal del Campo, los Ojos de la Rifa en Caminreal o los surgentes de Fuentes Claras y El Poyo del Cid.

Pueblos con historia y torres mudéjares

La capital comarcal es Calamocha, de origen árabe, que creció junto a la ruta del río y conserva su histórico puente romano. Aunque su casco urbano es moderno, aún se pueden ver palacios barrocos del siglo XVII y XVIII. El desarrollo industrial, especialmente el sector cárnico, ha contribuido a su crecimiento demográfico, en contraste con otras zonas rurales de Teruel. El prestigioso jamón de la comarca del Jiloca tiene aquí una de sus cunas.

Río abajo, destacan pueblos con notables torres mudéjares como San Martín del Río, Báguena —con su chapitel de inspiración oriental— y Burbáguena, que se alza junto a una iglesia gótica. En el norte, junto a la Laguna de Gallocanta, aparecen localidades como Tornos, Bello y Odón, con parroquias y ermitas de interés. Entre Tornos y Bello se encuentra el Centro de Interpretación de la Laguna, un enclave clave para el avistamiento de aves migratorias.

Patrimonio minero y castillos rojizos

En el sur de la comarca del Jiloca, destaca Ojos Negros, históricamente ligado a la minería del hierro. Su explotación a cielo abierto duplicó la población en el siglo XX hasta su cierre en 1986. Hoy, el paisaje minero aún deja ver las marcas del pasado en una mezcla de colores y texturas. Muy cerca, en un paraje de color rojizo, se levanta el castillo de Peracense, una fortaleza de arenisca que defendía la frontera con Castilla.

Al este, la sierra de Cucalón aporta relieve al paisaje con cumbres modestas y nacimientos fluviales como el Huerva, el Aguasvivas y el Martín. Pueblos como Fonfría, Piedrahita y Santa Cruz de Nogueras salpican estas tierras solitarias, entre carrascas y campos desnudos.

Gastronomía del Jiloca: el jamón y el azafrán

La gastronomía de la comarca del Jiloca tiene dos emblemas: el jamón y el azafrán. Este último, muy cultivado antaño, fue una de las principales fuentes de riqueza local. En Monreal del Campo, el Museo Monográfico del Azafrán recuerda la historia y tradición de esta especia única. El jamón, con sello propio, se disfruta mejor a temperatura ambiente y cortado en lonchas finas, brillantes y aromáticas, que condensan toda la esencia del territorio.

Fiestas y tradiciones con identidad

El 16 de agosto, festividad de San Roque, Calamocha celebra una de las tradiciones más singulares de Aragón: el baile de San Roque. Más de 200 danzantes acompañan en procesión al santo, en un acto que mezcla fervor religioso, danza popular y patrimonio inmaterial.


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