Comarca de Campo de Cariñena

Provincia de Zaragoza

Campo de Cariñena: tierra de vino, arte y tradición

La comarca del Campo de Cariñena, al sur de Zaragoza, está formada por catorce municipios con un denominador común: el vino. La vid se cultiva en esta zona desde el siglo III a. C., y sus caldos han sido apreciados a lo largo de la historia. La capital comarcal, Cariñena, se ubica en un terreno llano, rodeado por las primeras elevaciones del Sistema Ibérico, la sierra de Algairén y la depresión del Ebro.

No es casualidad que el vino sea su seña de identidad. En la Casa de la Viña y el Vino se encuentra la sede de la Denominación de Origen y un museo ubicado en una antigua bodega. Este espacio didáctico permite recorrer todo el proceso de elaboración del vino y conocer los útiles tradicionales. Cada mes de septiembre, la Fiesta de la Vendimia celebra esta cultura vitivinícola, con un gesto simbólico que atrae a visitantes: de la Fuente de la Mora, en la plaza de España, brota vino en lugar de agua.

Entre sus monumentos más llamativos destaca la torre de la iglesia de la Asunción, con aspecto de fortaleza y estilo barroco. También Longares sorprende con su torre mudéjar, que recuerda, por su silueta, a un alminar musulmán.

Riqueza natural, cerámica y pueblos con historia

El río Huerva marca el límite oriental de la comarca. A lo largo de su curso medio encontramos localidades como Tosos, Mezalocha, Vistabella y Muel. Tosos ofrece un paisaje frondoso, con numerosos almendros. En Mezalocha, el embalse construido entre los siglos XIX y XX crea un entorno ideal para el paseo y la tranquilidad.

Muel destaca por su legado monumental. Los romanos ya aprovecharon el río Huerva para construir un dique aún visible en el parque municipal. El núcleo urbano mantiene la estructura medieval, con callejones estrechos, casas palacio de ladrillo visto y ejemplos de arte cerámico local. Entre sus tesoros destacan la ermita de la Virgen de la Fuente, con frescos de Goya, y la iglesia de San Cristóbal, con un espectacular altar barroco. El castillo de los Marqueses de Camarasa completa su oferta patrimonial.

Muy cerca, Alfamén se levanta en una llanura de frutales y viñas, junto al arroyo Valdemorao. Desde el Cabezo de Altomira se puede disfrutar de una vista panorámica sobre la comarca y las sierras cercanas. Además, el entorno alberga restos prehistóricos.

La sierra de Algairén: paisaje y tradición rural

La sierra de Algairén da cobijo a pueblos con encanto. Cosuenda, entre vides y almendros, conserva una iglesia de grandes proporciones, una torre defensiva y los restos de un antiguo castillo. Las bodegas excavadas en roca, situadas en lo alto del pueblo, aportan un valor histórico único.

Encinacorba se extiende por la ladera, rodeada de viñedos y coronada por su iglesia. La carretera que conecta Zaragoza con Teruel pasa entre Encinacorba y Paniza, comenzando el ascenso hacia el puerto de montaña. Muy cerca, Aguarón ofrece una armonía perfecta entre patrimonio artístico y natural.

La cerámica de Muel: arte con historia

Durante siglos, Muel fue un importante centro alfarero. A pesar de las interrupciones históricas, como la expulsión de los judíos, su tradición cerámica se ha mantenido viva. Las piezas de Muel se distinguen por sus tonos azules, verdes y reflejos dorados.

Hoy, la localidad cuenta con seis talleres y la Escuela Taller de Cerámica de la Diputación de Zaragoza, que desde 1975 funciona también como sala de exposiciones. Este legado artesanal continúa siendo uno de los grandes atractivos culturales del Campo de Cariñena.


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