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En el pintoresco pueblo de Arén, enclavado en la comarca de La Ribagorza, se alza majestuosa la Iglesia de San Martín, un testimonio vivo del arte barroco del siglo XVIII. Este templo, construido sobre los cimientos de una edificación renacentista, es un lugar que invita a los viajeros a sumergirse en la historia y la cultura de la región. Su estructura de planta rectangular y su nave de cinco tramos, flanqueada por capillas entre los contrafuertes, ofrecen una experiencia arquitectónica única que no deja indiferente a quien la visita.
El campanario de la iglesia es una obra maestra en sí misma. Comienza con una base cuadrada que se transforma en una elegante torre octogonal en su parte superior, dominando el paisaje de Arén con su presencia imponente. En el interior, los visitantes pueden admirar la figura de San Martín, el santo al que está dedicada la iglesia, acompañado de un cerdo, evocando el popular refrán “A cada cerdo le llega su San Martín”. Esta representación no solo es un guiño a la tradición, sino también un símbolo de la justicia divina.
La portada de la iglesia es otro de sus atractivos, conservando aún vestigios del edificio renacentista original. Las dos columnas que la flanquean, asentadas sobre bases desgastadas por el tiempo, sostienen capiteles que crean un espacio adintelado con un arco de medio punto. Las decoraciones con motivos vegetales entre el arco y el dintel son un deleite para los ojos, mientras que en el friso superior, la imagen de un santo con atributos de obispo añade un toque de solemnidad y devoción.
Visitar la Iglesia de San Martín es una oportunidad para conectar con el pasado y disfrutar de la belleza arquitectónica en un entorno natural privilegiado. La Ribagorza, con sus paisajes montañosos y su rica herencia cultural, es el escenario perfecto para una escapada que combina historia, arte y naturaleza. No pierdas la oportunidad de descubrir este rincón encantador de Aragón, donde cada piedra cuenta una historia y cada visita se convierte en un recuerdo inolvidable.