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Enclavada en el corazón de la urbanización de Formigal, la Iglesia románica de Basarán es un testimonio fascinante de la historia y la arquitectura del Alto Gállego. Originalmente, esta iglesia se erigía en el ahora deshabitado pueblo de Basarán, pero en los años sesenta, sus ábsides fueron trasladados a Formigal, un lugar que comenzaba a florecer gracias a sus pistas de esquí. Este traslado no solo salvó la iglesia de la desaparición, sino que también le dio una nueva vida en un entorno vibrante y lleno de actividad.
La iglesia, dedicada a San Urbez y San Miguel, es un ejemplo del estilo románico-Serrablesa, caracterizado por sus ábsides de tipo serrablés. Estos ábsides son una joya arquitectónica, con cinco arcuaciones lombardas que descansan sobre un zócalo liso, adornadas con ventanales de arco de medio punto que permiten que la luz inunde el interior. Aunque la iglesia ha sufrido transformaciones que la alejan de su forma original, conserva la esencia de su pasado románico, especialmente en su cabecera.
El entorno de Formigal, en la comarca del Alto Gállego, ofrece un paisaje espectacular que complementa la visita a la iglesia. Rodeada de montañas y cerca de las pistas de esquí, la iglesia se convierte en un punto de interés tanto para los amantes de la historia como para los entusiastas de la naturaleza. La torre actual, una réplica de la de San Pedro de Lárrede, añade un toque de autenticidad y encanto al conjunto.
Visitar la Iglesia románica de Basarán es una oportunidad para conectar con el pasado y disfrutar de la belleza arquitectónica en un entorno natural impresionante. Ya sea que te encuentres en Formigal para esquiar o simplemente para explorar, no te pierdas la oportunidad de descubrir este rincón lleno de historia. ¡Déjate sorprender por la magia del románico en el corazón del Pirineo aragonés!